Jugando aprendemos a vivir y relacionarnos. Por lo tanto jugamos según la visión que tenemos del juego. Como resultado y con esta percepción de la vida escogemos un estilo u otro de juego.
Entonces…
«¿Por qué no usar la fuerza transformadora de los juegos para ayudarnos a ser el tipo de persona que realmente queremos ser…?»
Terry Orlick
En Simón dice… priorizamos los juegos de cooperación sobre los juegos de competición, por lo tanto generamos entonces:
- Un compañero y no un adversario.
- Interdependencia y compañerismo y no dependencia y rivalidad.
- Atención y no tensión
- Expectativas de solidaridad respecto al compañero y no de hostilidad frente a un rival.
Centros que ya confían en nosotros